miércoles, 18 de febrero de 2009

LA MESA DE GUANIPA… UNA LLANURA CERCA DEL CIELO.

En el oriente de Venezuela, a la altura de los llanos orientales en la formación geológica de las “mesetas”, está enclavada la ciudad de El Tigre, fundada para el año 1933 como expresión sociológica del nuevo urbanismo que se generó con la explotación petrolera.

La tentación del hombre por la ambiciosa y explotadora búsqueda de las riquezas minerales del subsuelo con afán de dominación, obligó a muchos que iban tras la quimera, a construir la aldea, que se convirtió en nuestra importante ciudad. Dios en sus designios convirtió el atropello en nuevo hogar y prosperidad para muchos.

Allí se entrecruzan los caminos, sobre un limpio espacio de la llanura oriental, en cuyas entrañas conviven el abundante petróleo y la escurridiza agua subterránea de los acuíferos más grandes del planeta. Una tierra en la que el polo margariteño y el calipso se dan la mano, para celebrar los prodigios de Dios, junto al Mare-Mare de las comunidades indígenas de los hermanos Kariñas.

350 personas, de diversos orígenes, nacionales e internacionales, conviven en esta urbe, deficitaria en sus servicios, anárquica en su estructura, pero suavemente acariciada por las brisas llaneras del este donde nacen los alisios.

Margariteños, guariqueños, maracuchos, guayaneses y kariñas conviven desde siempre con libaneses, italianos, trinitarios, españoles y portugueses para hoy conformar la buena familia de los “tigrenses” del oriente venezolano, acogedores; alegres y bullangueros.

Un gentilicio encarnado en hombres y mujeres que día a día trabajan tesoneramente por el futuro y la prosperidad. Y así el Todopoderoso les ha prodigado la oportunidad de habitar sobre estas rojizas tierras de Guanipa en las que ha puesto recursos naturales, riquezas minerales y la inmensa posibilidad para el trabajo productivo y creador, todos le agradecen desde su propia fe congregándose en los templos e iglesias del lugar.

Así encontramos diversas construcciones de carácter religioso expresivas de la fe que anuncian. La más antigua y significativa en la zona de Casco Viejo, es la Iglesia Nuestra Señora del Valle, de firmes y suaves líneas verticales con una arquitectura que sintetiza la expresión caribeña con los rasgos del gótico medieval, obra con la que los primeros habitantes rinden honor a la Virgencita del Valle. Luego de ésta se encuentra, seguida en dimensión, la Iglesia San Antonio de Padua viva expresión constructiva de la postmodernidad que intenta imbuir la estética sagrada en la cotidianidad urbana.

Otras iglesias menores, parroquias de la ciudad, siguen los elementos constructivos de un sincretismo arquitectónico en el que se mezclan los rasgos caribeños traídos desde las antillas; la tosca visual del “galpón” petrolero que intenta toques de modernidad y los tenues intentos de armonizar fachadas de expresión colonial que nada dicen del origen urbano de la ciudad.

En otras confesiones religiosas las líneas constructivas en nada difieren de esta misma expresividad arquitectónica, con salvedad de la mezquita, de los musulmanes, que ha visto su terminación congelada en el tiempo aunque ya sus arcos moros ornamentan con timidez algunas visuales, o la “capilla” de los mormones que sostiene su expresión arquitectónica en fuertes líneas verticales propias que imitan al estilo neogótico norteamericano.

Hola Compañeros

Buen día!

Mi nombre es Nancy Escalante y soy originaria de México. Tengo grandes deseos de aprender y enrriqucernos a traves de este blog.

MUCHAS GRACIAS